Moons of Madness – Análisis

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La inspiración de H. P. Lovecraft en los videojuegos, y en el terror en general, siempre ha sido enorme. El terror cósmico, con Cthulhu a la cabeza, ha sido protagonista directo o indirecto de multitud de obras de ficción, muchas de ellas en nuestro mundillo. Eso sí, este año parece el año de Lovecraft, con multitud de juegos que se inspiran en la obra del legendario escritor. Ahora, nos encontramos con un pequeño giro de tuerca, que se aleja de las calles húmedas y decadentes que generalmente albergan estas historias en favor de una base espacial y la propia superficie de Marte.

Videoanálisis

Tentáculos espaciales

Moons of Madness es un título de exploración con toques de terror en primera persona que nos lleva hasta, como decimos, el planeta rojo para vivir una historia repleta de misterio. Es un juego que, generalmente, nos lleva a un escenario donde tenemos que encontrar un objeto o resolver un puzle, y vuelve a empezar. Hay zonas compuestas de varias áreas integradas y otras más delimitadas, pero en general es un título muy cuadriculado en este sentido: tiene su estructura y no permite que el jugador se enfrente a ella de otra manera. Nos explicamos. Si tienes que hacer A para avanzar, sólo vas a poder hacer A; no nos deja desviarnos o afrontar las situaciones de diferentes maneras… Como mucho, encontraremos algún documento a nuestro alrededor, pero poco más. Esto no tiene por qué ser malo, pero en este caso nos parece que afecta negativamente al resultado. La experiencia se convierte en algo totalmente predecible, y en un juego que quiere ofrecer terror, sentir que tienes el control casi en todo momento no es la sensación ideal.

Así, Moons of Madness no consigue aprovechar su ambientación en lo jugable, dividiendo tan claramente sus secciones que sabes perfectamente cuándo toca exploración y cuándo toca el terror. Es cierto que nos va a pegar sustos -un par de ellos, bastante buenos-, pero no va a hacer que pasemos miedo. Hay varios momentos en los que una criatura nos persigue, y en lugar de crear un entorno en el que podamos escondernos o darnos herramientas para generar tensión, simplemente nos anima a correr como locos por el único camino que hay.

Sí, te pones nervioso con el enemigo detrás, pero al final no deja de ser una sensación efímera. Es, quizás, algo difícil de explicar si no lo jugáis, pero la idea que intentamos transmitir es que es muy difícil pasar miedo cuando el juego tiene una estructura tan clara que apenas deja margen para la sorpresa.

Esto no quiere decir que todo sea negativo, ni mucho menos. Es un juego entretenido, que, precisamente, por ese diseño tan cuadriculado, no te deja perderte. Siempre sabes lo que tienes que hacer, y sabes que lo vas a tener cerca. Hay una buena variedad de puzles, facilitos pero bien planteados, y va introduciendo mecánicas poco a poco para mantenernos involucrados. Hay puzles más tradicionales, como descubrir en qué orden mover unos libros, y otros que juegan más con nuestras habilidades, como encontrar una serie de objetos en el entorno para activarlos. Otra ventaja derivada de esta estructura es que permite a los desarrolladores controlar muy bien el ritmo del juego, y el resultado es positivo en este sentido.

Como el agua y el aceite

Lovecraft en Marte puede parecer disparatado, pero la verdad es que funciona mejor de lo que nos esperábamosVenir de Tragamonedas Gratis Online. Es innegable que la mezcla es un tanto rara, pero una vez que entendemos la historia detrás se hace más comprensible. La historia, dicho sea de paso, empieza bastante bien, y aunque nos mantiene interesados hasta el final, cae en algunos clichés de los dos géneros narrativos que toca. Eso sí, consigue dosificarse bien a lo largo de las aproximadamente 6 horas que nos ha durado. La duración, como siempre, dependerá de lo que os entretengáis o tardéis en resolver un puzle, por lo que variará entre usuarios.

Creemos, también, que de esta propuesta se beneficia mucho el apartado artístico, que le permite combinar entornos muy dispares, algo que si bien le da variedad, no se aprovecha demasiado. Creemos que, con entornos tan dispares, podría fusionarlos más, pero los divide constantemente para encajarlos en su estructura. En lo sonoro, encontramos un correcto doblaje al inglés y una buena traducción al castellano, aunque creemos que la banda sonora y los efectos de sonido no consiguen destacar demasiado, y simplemente cumplen su labor; sin más. Desde un punto de vista más técnico nos ha convencido. Luce muy bien y no hemos tenido problemas de rendimiento, en general, aunque en algunos escenarios con gran cantidad de efectos alfa –humo, niebla…– se nota que lo pasa un poco peor para moverse con soltura.

Una nueva perspectiva para el terror cósmico

Moons of Madness cumple su cometido como aventura con toques de terror, aunque su estructura tan claramente dividida hace que el miedo no cale como debería, ya que lo presenta más como momentos puntuales que como una constante, y no como algo que podría asaltarte en cualquier instante. Esto no quita que sea un juego entretenido con un argumento interesante, pero que nos deja con la sensación de que podría haber sido mucho más. Es como si los desarrolladores se hubiesen aferrado a una fórmula matemática, midiendo todo, en lugar de dar rienda suelta a su creatividad y tomar riesgos; y es que, al fin y al cabo, hacer videojuegos es un arte. En general, si se os apetece una nueva manera de descubrir el terror cósmico de Lovecraft y pasar miedo no es una prioridad, creemos que los disfrutaréis.Venir de Tragamonedas Gratis Online

Hemos realizado este análisis en PC con un código de descarga proporcionado por Evolve PR.

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La inspiración de H. P. Lovecraft en los videojuegos, y en el terror en general, siempre ha sido enorme. El terror cósmico, con Cthulhu a la cabeza, ha sido protagonista directo o indirecto de multitud de obras de ficción, muchas de ellas en nuestro mundillo. Eso sí, este año parece el año de Lovecraft, con multitud de juegos que se inspiran en la obra del legendario escritor. Ahora, nos encontramos con un pequeño giro de tuerca, que se aleja de las calles húmedas y decadentes que generalmente albergan estas historias en favor de una base espacial y la propia superficie de Marte.

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